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El suelo, el clima, la situación geográfica… Son muchos los factores que caracterizan a nuestros viñedos y que son determinantes para elaborar unos vinos tan especiales como los de Jerez. Dónde se cultiva y cómo se lleva a cabo la viticultura influye poderosamente en estos vinos únicos.
Añina y Carrascal son los pagos en los que los que se localizan las 250 hectáreas de viñedos cultivados por las Bodegas Williams & Humbert. Dos pagos históricos y emblemáticos del Marco de Jerez en los que se sitúan las viñas Las Conchas y Dos Mercedes respectivamente. Enclavados en el área de Jerez Superior, Añina y Carrascal, con su propia singularidad y tipicidad, son la combinación perfecta para el cultivo de las distintas variedades del Marco de Jerez.
Cada uno de estos pagos posee características propias determinadas por su situación geográfica: el pago de Carrascal en el interior, al Noroeste, y el Pago de Añina al Oeste y con mayor cercanía al Océano Atlántico. Con la idea de extraer y sacar a relucir estas particularidades presentes en estos dos pagos, Williams & Humbert destina parte de la vendimia a vinificar por separado la uva procedente de cada uno de ellos.
La tierra Albariza es la tierra blanca típica de la topografía ondulada del Marco de Jerez. No en vano está blancura está reflejada en la propia etimología de la palabra Albariza cuyo origen procede del latín Albus, que viene a significar Blanco.
Esta Albariza es una roca blanda formada por sedimentos entre los que se encuentran restos de diatomeas, de organismos pertenecientes al plancton silíceo y otros de esqueleto calcáreo. Para entender el carácter salino de este suelo hay que retrotraerse 60 millones de años atrás, cuando toda Andalucía se encontraba sumergida bajo el mar. La superficie del actual viñedo de Jerez era por aquel entonces el Mar de Tetis. De hecho, no es extraño encontrar restos de fósiles marinos en las viñas del Marco de Jerez. Tras los choques de las placas tectónicas africana y europea, el mar se retiró por completo. Tras esta retrocesión de las aguas, quedó definida la cota de altura de los pagos de Albariza del Marco de Jerez: la cota 45.
De esta tierra albariza, de la que existen 19.0000 hectáreas en la provincia y de las cuales 7.000 están destinadas al cultivo del viñedo, hay que señalar su magnífica capacidad para retener la humedad. Se trata de un suelo de gran porosidad y ligereza, algo de gran importancia para el sistema radicular de la vid y para la acumulación de agua, realizada en forma de humedad al igual que la que realiza una esponja, sin encharcamiento ni saturación. Esta Albariza posee un alto contenido calizo, algo asociado a vinos muy alcohólicos y de gran calidad. Al igual que otro factor de calidad es su bajo nivel de materia orgánica, por lo que con tan sólo un correcto abonado se logra el pleno desarrollo de la vid.
El clima de la zona del Marco de Jerez es cálido, como consecuencia de su baja latitud. Veranos secos y altas temperaturas, son rasgos característicos de la zona, aunque la cercanía del Océano Atlántico humedece el ambiente, especialmente durante las noches. La primavera y el verano, meses en los que tiene lugar el ciclo vital de la viña, están sometidos al viento fresco y húmedo de Poniente y al caluroso y seco viento de Levante. La temperatura media anual es de 17,3ºC, con inviernos muy suaves y veranos muy calurosos. La zona disfruta de un promedio anual de horas de sol efectivo muy alto, entre 3.000 y 3.200. La pluviosidad es relativamente alta, con una media de unos 600 litros por metro cuadrado de lluvia al año, que se registran especialmente en otoño e invierno. Salvo en años señalados, esta cantidad de agua es suficiente para el buen desarrollo de las cepas, ya que se ve complementada además por los importantes rocíos nocturnos que aporta la cercanía del Océano Atlántico.
La uva Palomino es la variedad más tradicional desde hace siglos y con un predominio indiscutible en el Marco de Jerez, al cual llegó en el siglo XVI traída por las tropas de Flandes. La identificación de esta uva con el suelo de Albariza y el clima de la zona la convierten en una variedad de suma importancia para conseguir los singulares vinos de Jerez.
Se trata de una variedad muy resistente y cuenta con numerosas sinonimias, destacando la de “Listán”. La sub-variedad “Palomino fino” -la más común en la zona- brota en las dos últimas semanas de marzo y madura a principios de septiembre. Está muy bien adaptada a los suelos calizos, siendo poco vulnerable a los distintos parásitos si se cultiva adecuadamente.
Se trata de otra variedad muy tradicional en el Marco de Jerez, originaria de las Islas Canarias según algunos autores mientras que otros la sitúan en Andalucía. Por su mayor contenido en azúcar (12,8º Baumé como media) y mayores niveles de acidez proporciona vinos dulces de gran calidad. Generalmente se somete al “asoleo” de manera previa a su vinificación, a fin de concentrar intensamente el contenido en azúcar de esta uva. Su fino hollejo favorece este proceso.
Variedad utilizada en el Marco de Jerez para la producción de los vinos de ese mismo nombre. El Moscatel cultivado generalmente en el Marco es el denominado “de Chipiona”. Se trata de una variedad originaria de África, aunque extendida en muchas zonas vitícolas de todo el mundo. En la zona del Jerez da lugar a los vinos dulces especiales que llevan su nombre, generalmente procedente de uvas soleadas y de una gran calidad.
BODEGAS
WILLIAMS & HUMBERT
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